En el 2018, Jorge Monteleone –ensayista, traductor, docente, crítico literario e investigador del CONICET– publicó su autobiografía bajo el sello editorial Ampersand. La misma forma parte de la colección Lector&s, dirigida por Graciela Batticuore, que nuclea textos de numerosos críticos y escritores de larga trayectoria –argentinos en su mayoría– y se ofrece como un modo de conjugar, mediante el ensayo y la autofiguración, lectura y subjetividad. El libro de Monteleone, El centro de la tierra (Lectura e infancia) compone bajo esta estela la peculiar historia de su formación como lector, y el resultado es un ensayo sobre la infancia que oscila entre lo personal y lo universal. Por un lado, la lectura de esta autobiografía, para quienes se aproximan a ella, se vuelve una experiencia del reencuentro con lo íntimo y lo familiar, a raíz de la evocación de textos infantiles y juveniles –entre otros– compartidos por varias generaciones. Y por otro, nos brinda un riguroso análisis teórico que tiene en su centro nada menos que a Benjamin, Proust y Agamben. Volcado, como quisiera Barthes, hacia una escritura afectada, a la vez que una escritura de los afectos, El centro de la tierra busca responder a una pregunta ineludible para el crítico: cómo se convirtió en lector. Y, mediante la retórica que utiliza, nos muestra un modo posible en que, entre la mediación y la resistencia (Stedile Luna), la crítica literaria busca cumplir con su exigencia mayor: “sacudir el andamiaje burocrático de las instituciones que la hospedan” (Giordano).